sábado, 13 de febrero de 2010

En defensa de Hetalia

(Texto tomado del blog de life in a glasscase)

Para empezar, me gustaría hacer constar que este texto es fruto de una pequeña reflexión mía, que poco tiene que ver con Life in a Glasscase y con las dibujantes del fanzine. Sin embargo, desde el primer día, he sido yo la que ha tenido la exclusividad de blog, he escrito todas y cada una de las entradas y esta vez voy a tomarme una pequeña libertad. Además, el tema de mi poco ambiciosa argumentación sí que tiene que ver con la temática de nuestro fanzine y es lógico y pertinente tratarlo.

El asunto que me ocupa hoy es la serie Axis Powers Hetalia y la aceptación que está teniendo por parte del público en general. Como pasa con la grandísima mayoría de series, hay de todo, desde fanáticos extremos hasta detractores. Pero en el caso de Hetalia, hay una serie de particularidades.

Hetalia es una serie que despierta polémicas, está vinculada a temas comprometidos y hasta delicados. En los más de cinco años que se lleva publicando, ha pasado de ser un humilde webcomic a tener manga impreso, adaptación animada y merchandising. Durante el último año, la popularidad de la serie ha subido como la espuma, el fandom ha crecido a la velocidad de la luz. Algunas razones son: la proliferación de fanarts y fanfiction en internet, la adaptación al anime y, en gran medida, el escándalo político con Corea. Desde luego, no se trata de un caso muy común.

El crecimiento de un fandom es incontrolable e impredecible. La controversia que rodea Hetalia es una suerte de publicidad, de imán que atrae todas las miradas. Pero no es un camino de rosas. Navegando por los turbios océanos internáuticos, he tenido la desagradable experiencia de encontrarme con "críticas" de Hetalia. Entre comillas porque, más que críticas, acostumbraban a ser ataques furiosos, breves y subjetivos. Hasta el momento, no he encontrado ninguna "crítica" que fuese digna de contestar o rebatir. Pero esos muñones de textos me han motivado a escribir uno propio e independiente, en defensa de Hetalia. No pretendo remarcar sus fallos (que los tiene, como cualquier obra de un ser humano), pretendo dar a conocer sus virtudes.

¿Por qué hay personas que deciden gastar su tiempo libre ensañándose con Hetalia? En mi opinión, existen tres razones principales: la incomprensión, la envidia y la generalización. La incomprensión se da cuando una persona no es capaz de entender qué ocurre en la serie. No entiende ni quiere informarse sobre los eventos históricos y políticos a los que se hace referencia. Pero, sobre todo, no entiende el tratamiento que el autor da a esos eventos. Con lo cual quiero decir que no entiende que Hetalia es una serie humorística y sarcástica, que juega con los estereotipos y la multiculturalidad que se da en nuestro planeta. Si alguien no ríe, es que no ha pillado el chiste. ¿Es culpa del chiste o del oyente, que permanece con cara de palo, incapaz de ver la gracia?

La segunda razón es el fenómeno que recibe la denominación popular de envidia cochina. Somos seres vivos y no podemos evitar sentir cierto rencor cuando algo que nos gusta se ve eclipsado por algo nuevo, desconocido y que además no nos cae en gracia. A mí me ha pasado con series como Naruto o Kuroshitsuji. No es algo de lo que avergonzarse, todos tenemos nuestras rabietas y defectos. Pero vamos a preguntarnos por un instante: ¿tiene sentido poner a parir esas series que no nos gustan? No, no tiene sentido. Cuando vamos por la calle y vemos algo que nos resulta desagradable, nos giramos y dirigimos la mirada a algo que sí nos agrada. Opino que sería de sentido común actuar de la misma forma cuando se trata de nuestras oficiones.

Y el tercer motivo es la generalización, que se podría considerar como una forma de ignorancia. "He oído que Fulanito de Tal dijo que Hetalia era un bodrio"; y claro, eso es un conocimiento absoluto e incuestionable. "He visto un episodio de Hetalia y me ha parecido aburrida, así que voy a clavarla en una cruz." No hace falta tener una carrera universitaria para saber que, si uno quiere hacer una crítica decente, debe informarse a fondo. Del mismo modo que no es suficiente leer una sola frase para conocer el contenido de un libro, tampoco es suficiente haber visto cinco minutos de la (¡ojo!) adaptación animada de Hetalia para poder juzgarla. "Los fans de Hetalia son unos enfermos, unos obsesos y unos fascistas." Es un ataque sin fundamento y absurdo a más no poder. ¿A cuántos aficionados a Hetalia conocerá la persona que hace esa afirmación? ¿o,00000001%?

Bueno, olvidemos esas batallas que no tienen razón de ser. Para contrastar un poco, me gustaría mencionar algunos de los atractivos de Hetalia, que han hecho que miles de personas en todo el planeta sigan esta serie. Hetalia es una serie con trasfondo real y que está estrechamente ligada con la concepción que tenemos del mundo. Toca temas de interés universal, como la historia, la cultura, la política, el folclore... Quizás ese sea su mayor atractivo, el hecho de que tenga tantos lazos con el mundo en el que vivimos.

No es un documental que hay que mirar o leer intentando no bostezar. Es una historia rápida y dinámica. El autor, Hidekaz Himaruya, muestra clara su posición: desde el principio pretende hacer una crítica, una sátira de lo que se ha ido cociendo en la tierra durante los últimos veinte siglos. No cabe duda de que es una postura muy atrevida, de hablar de cosas sobre las que muchos prefieren callar, de sonreír ante los recuerdos tristes y de perdonarse y perdonar a los demás.

En cuanto a los personajes, cabe decir que son curiosos y se hacen querer. A pesar de que se retraten sus defectos estereotípicos, no hay ni un solo país al que se le atribuya el papel de "malo". Y se nota que el autor ha hecho un trabajo de investigación para cada historia, cada personaje, cada situación. Por supuesto, también están los toques de shonen-ai, que pueden ser vistos como un defecto o una virtud (depende de la audiencia). En el anime no son muy acentuados, en el manga lo son más, así que hay donde escoger.

En este punto, doy por concluída mi pequeña apología. Podía haber escrito mucho, mucho más, pero no era cuestión de hacer una tesis doctoral. Espero que, al menos, haga reflexionar un poquito. Esto no es un ataque, sólo una opinión. Si hay comentarios interesantes, los responderé en esta misma entrada.